En estas olas que vivimos, y que ya no sé si ésta en la que estamos es la 3ª, una prolongación de la 2ª o los inicios de la 4ª, muchos seguimos buscando nuevas válvulas de escape. Algunos no sabíamos lo que era pasar tantas horas seguidas en casa y hemos tenido que partir de 0 en cada ola.
La pandemia nos está enseñando, ola va ola viene, que lo más importante de nuestras vidas está muy cerca y no cuesta nada. Le ha dado la vuelta a nuestro ritmo de vida y nos ha regalado pequeñas cosas y descubrimientos que nos mantienen entretenidos. Con la cuarentena nuestro tiempo se multiplicó y nos dio la oportunidad de hacer cosas que antes, en la rutina diaria, no podíamos ni imaginar.
De hecho, a base de olas, hemos demostrado tener la asombrosa capacidad de adaptarnos a la nueva situación y normalizarla hasta el punto de que algunas cosas nos tocará hacerlas por primera vez y otras, aunque ya las hubiéramos hecho muchas veces, las haremos por primera vez de nuevo y las disfrutaremos. Volveremos a disfrutar de las cosas de antes (con sus defectos incluidos) y a redescubrir lugares que teníamos olvidados en un rincón de la memoria. Porque ahora resulta que no, que la rutina esa que tantos nos desgastó y que perdimos de golpe ahora hace un año era…nuestro bienestar. Y que esa esquina de nuestra ciudad por la que tantas veces hemos pasado con prisas y sin mirar, resulta que ahora es nuestro escondite favorito.Y es que el confinamiento no puede hacer que desperdiciemos lo poco bueno que pueda traer esta situación, ya sea tiempo para los nuestros o para disfrutar de nuestra soledad. Y esos ratos hay que llenarlos con largos paseos, juegos o abriendo cajones y vaciando armarios llenos de recuerdos. O desgastando el sofá con libros apasionantes y petando Netflix…¡con ración doble de palomitas!
Me gusta pensar que todo pasa por alguna razón.Y que esto está pasando para descubrirnos una nueva forma de crear puentes entre los nuestros, donde hablamos y nos hablan, donde escuchamos y somos escuchados.Y que, aunque se rompan tus planes, siempre hay Plan B.
Algo es algo.
Imagino que todo esto será un mecanismo de defensa porque, aunque nosotros paremos, nuestra cabeza nunca para y pensar en todo lo que estamos perdiendo…duele mucho.
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.