«Como siempre», así hacemos las cosas: como siempre.
Estamos convencidos de que repetir patrones que funcionan es garantía de éxito, pero ¿sabemos cuál es el precio que tenemos que pagar?.
Si seguimos haciendo las cosas como siempre dejaremos de evolucionar. Secuestraremos las ideas y dejaremos de ponerlas al servicio de la evolución. Estaremos anclados a un pasado que nos ha traído hasta aquí, pero que no va a ser capaz de llevarnos más lejos.
Si nos dejamos llevar por el «siempre se ha hecho así» ni siquiera nos preguntaremos si estamos haciendo las cosas bien. Que siempre se hayan hecho así no tiene por que ser garantía de éxito. Vamos a replantearlo, ¿Estamos haciendo las cosas bien? ¿Podemos hacerlas mejor? ¿Por qué se hacen así? ¿Qué sentido tiene?.
No te estoy hablando de empezar una revolución, o quizá si. Estamos en un momento de evolución continua, de cambios por todas partes. El tiempo ha cobrado otro sentido, vivimos en la época de la inmediatez, y nosotros seguimos haciendo las cosas «como siempre». ¿Estamos seguros de que lo que estamos haciendo es lo mejor que podemos hacer? Y no me vale, la manida respuesta de «Lo que funciona bien, no hay que cambiarlo»
¿Es que no tenemos inquietudes? ¿Y si somos capaces de mejorar las cosas? Lo que ya está bien, aún se puede hacer mejor. Podemos buscar la excelencia en vez de la corrección. Y además podemos incluir el factor sorpresa, la novedad, nuestra firma. Podemos dar nuestra personalidad a lo que hacemos, hacerlo único, reconocible, irrepetible.
Vamos a dar lo mejor de nosotros, pero no como siempre sino como nunca antes lo habíamos hecho.
Reyes
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