¡Auténticos nidos!

Cuando llega octubre y guardo la ropa de verano para dar paso a la de invierno descubro que en casa tengo… ¡auténticos nidos! Toca surfear entre todo tipo de objetos vivientes que van de allá para acá, como si tuvieran vida propia. Nunca se sabe lo que una puede encontrar cuando se ordena una habitación.
Sabéis de qué hablo. Es ese desorden rebelde que no atiende a manías ni a reglas, donde encontrar la pareja de un calcetín es una tarea que sólo pueden hacer los profesionales de la espeleología. A veces un señor caos que nos trae cabeza a más de uno cuando nos afecta de manera directa menos…a los desordenados. Y cuando les preguntas el porqué de tanto desbarajuste, se defienden diciendo que así les resulta más fácil encontrar lo que necesitan. Que simplemente le dan prioridad a otras cosas. Y que el orden está en su mente. Que lo suyo es…un ordenado desorden.
Y visto desde su lado creo que algo de razón tienen. El orden de cada uno es de cada uno y donde yo veo desorden seguramente hay aplicado algún método en lo que, aparentemente, es un follón. A fin y al cabo, todo está en el ojo de quien lo contempla y ellos en el caos encuentran la armonía. Para ellos el desorden es su medicina.
Los que se entretienen analizando estos comportamientos dicen que el orden es la señal de que estamos ante gente racional y disciplinada mientras que el desorden es la manifestación de la rebeldía y de la creatividad. Según parece, ser ordenado es lo políticamente correcto y lo que vende pero, como en todo, ser excesivamente ordenado tampoco debe ser bueno. ¡Vamos digo yo! ¡Hay auténticos esclavos del orden! (esos de mírame y no me toques). Y reconozco que su insana preocupación por las cosas ordenadas y las simetrías me pone muy nerviosa.
¡Ojo! No seré yo quien defienda el desorden porque lo sufro como madre de adolescentes pero confieso que, a veces, hay algo de magia en él. Hay que asumir que hijos y orden es un binomio casi imposible. Al fin y al cabo, el desorden es una parte más de las casas donde los juguetes o libros tirados son casi de la familia y donde el silencio está absolutamente prohibido. ¡Qué bonito el desorden de algunos!
Aunque la guerra va por días, yo también disfruto del desorden y necesito reordenar para volver a desordenar. Hay días que no puedo llegar a todo y sí, mi casa tampoco está ordenada. Nunca lo ha estado. Como mucho organizada pero ordenada nunca y todo el equilibrio que se pueda ver en ella es sólo apariencia. He intentado seguir un método pero siempre se queda en eso…intento. Mi atracción por el orden es por pura estética.
Necesito cierta dosis de desorden en mi vida. Me da libertad. Y necesito gente desordenada a mi lado. Gente rebelde que cometa errores. Son espontáneos, perfectamente imperfectos e inconformistas. Son auténticos de verdad. No tienen vergüenza y no se parecen a nadie más que a ellos mismos…
¡Me fío más de todos ellos!

Coco.

Fuente de la fotografía: Pinterest.

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