Segunda semana de cuarentena.
El bicho sigue paseando por el mundo y, mientras, las calles vacías pero los corazones…no.
La familia vuelve a ser importante. Los adolescentes, como animales enjaulados. Queridos jóvenes: que os priven de vuestra libertad es mucho más agobiante de lo que pensabais pero…abrid bien los ojos. Cualquiera de vuestros problemas no son verdaderos problemas frente a la realidad de otros. De los más mayores, por ejemplo. Se me rompe el corazón cuando van dando gracias a diestro y siniestro si reciben una llamada o un poquito de atención.
Los políticos, sean del color que sean, intentando sacar tajada. Para esta gente todo vale cuando se trata de seguir en el poder. Como leí hace poco, este gremio está demostrando cada día que tiene menos principios y más estrategias en busca de su “minuto de oro” en los medios. ¡Indignante!
Algunos siguen empeñados en tropezar con la misma piedra una y otra vez. No es realista pensar que las cosas vayan a volver a ser como eran y a éstos les debe parecer que esa forma de ver las cosas les va mejor o “vende más” ¡Qué le vamos a hacer! La estupidez existirá siempre.
¿Y qué decir de la bolsa, víctima 0 del coronavirus? Pues que va en caída libre. Así. Sin anestesia.
A estas alturas de la pandemia nada, o casi nada, debe escandalizarnos. Nadie conoce a nadie. El virus, y el miedo, está sacando lo peor y lo mejor de cada uno y contra eso es imposible luchar. El problema viene porque ahora todos tenemos mucho tiempo para pensar ¿Os acordáis de cuando el mundo era normal? Aquello que era importante hace un mes ahora no lo es. Estamos viviendo una pesadilla que, al despertar, sigue con nosotros.
A pesar de este panorama, y a pesar de que cada corazón funciona de diferente manera en esta historia terrible que nos ha tocado vivir, esta vez el enemigo nos mantiene a todos unidos en el mismo bando. Y es que la vacuna somos todos. Porque todos somos el problema y la solución. Porque todo depende de nosotros. Y porque todos juntos formamos el mayor ejército contra cualquiera que nos ataque. Y, aunque hoy nos parezca imposible, todo pasará. Al final el ser humano podrá con el bicho como ya pudo con otros, en otras épocas y sin tantos medios a su alcance, pero tendremos que esforzarnos TODOS. Nada es gratis.
En Wuhan ya se permite que las empresas vuelvan a operar. En Corea del Sur, de 900 casos por día han pasado a 100 casos por día ¡y bajando! Falta un día menos para darnos esos besos y abrazos que nos debemos. En casa también lo podemos pasar genial…
¿Y si nos quedamos con eso?
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.