Para algunos es fácil vivir con los ojos cerrados hablando mal de lo que no se ve. Para otros, pensar es tan sumamente difícil que prefieren juzgar…y criticar.
Siempre he creído que la crítica, la venganza y el rencor no hacen falta. Son tres pasiones inútiles. Hay que dejarlas de lado porque no nos lleva a ninguna parte. La gente mala se destruye sola y a los falsos de corazón sólo se les hiere de muerte con la distancia y la indiferencia.
Algunos pensarán que esto que acabo de escribir es de una hipocresía gigantesca, pero es menos falso que seguir aguantando a toda esa gentuza. Quejarse es perder el tiempo y gastar energías pensando cómo devolverles el daño es un plato que nunca me ha apetecido. Por eso prefiero dejarles que me subestimen y ver sus caras de sorpresa cuando la vida dé una de sus infinitas vueltas. Porque ella, la vida, tiene su lógica y su particular manera de hacer las cosas. Se sabe corta para andarse con dudas y cuanto más sencilla aprendes a vivirla y menos haces por complicarla, más disfrutas de ella.
No. Esto no es una razón universal. Ni mucho menos. Tampoco es pereza. Es una simple cuestión de química emocional. Con mi paz no se negocia y con esta forma de entender las cosas consigo, al menos, provocar alguna que otra reacción en mí que hasta la fecha me ha funcionado más o menos bien para poder vivir aún más la vida. Además, he comprobado que me siento de verdad libre cuando me dedico a pensar menos y a disfrutar más de todo eso que me hace sentir bien. O, dicho de otro modo, “MENOS HUMOS Y MÁS HUMOR”.
No hablo de tener una sobredosis de endorfinas, pero sí de practicar el humor SIEMPRE, vivir y dejar vivir, respetar (y ser respetado), decir «NO» y no juzgar a los que pecan de forma diferente a como lo hagas tú.
Sí TÚ, que todavía estás en edad de aprender, aunque te creas que a estas alturas ya nada te va a sorprender.
P.D.: Y…¡vete a ser feliz!
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.
Brutal amiga!!!
TQ
¡Gracias! Feliz de leer tus palabras.
Yo TQ+