Nada como ir a un concierto de Hombres G y Danza Invisible para darte cuenta que, aunque digan que hay cosas que solo pasan una vez, los años 80 nacieron para ser recordados. Sin embargo el mundo ha cambiado como si hubiera pasado un siglo. ¡La vida corre a la velocidad de la luz!
Ahora con más de 50 añazos el rollo ochentero, todo ese tema, me pone tontorrona. ¡Muy tontorrona!
Y eso que en los 80 no era oro todo lo que relucía. Pasaban muchas cosas. Eso sí. Y a diario. ¡A toda velocidad! Recuerdo momentos muy especiales, sobre todo porque entonces había vida más allá del fútbol. El Dúo Dinámico se separó. Murió John Lennon. La época dorada de la laca. Los primeros videojuegos. La voz de Copini. Fueron años revolucionarios y…mágicos.
Dicen que casi todas las décadas vuelven y os puedo decir que, por lo menos para mí, en todo lo que llevamos de siglo XXI el revival ochentero aún no se ha ido. Porque, aunque no es verdad que todos los tiempos pasados fueran mejores, lo cierto es que los 80 nunca han llegado a desaparecer.
Por aquél entonces las cosas no eran de ya para ya y eso de llamar “al fijo” o esperar carta forma parte de mi vida. Una vida en la que todo parecía más sencillo. Casi me atrevo a decir que soy de la última generación que jugaba en la calle. Esas vivencias ya no tienen vuelta atrás, como nuestra juventud, pero yo sigo con (casi) las mismas ganas. Para mí aquella época fue un auténtico caos. Un cambio de guion. Me pilló adolescente total. Desde entonces llevo grabado en la piel que después de una gran fiesta toca…resaca.
No sé si los 80 han sido, son o serán los mejores del siglo XX, pero el tiempo ha jugado en favor de nosotros. Reconozco que algunas fotos de entonces me producen escalofríos. ¡Esa estridencia! Recuerdo mi imagen, como si fuera ayer, oyendo la música en cassette y con los cascos del walkman que me habían regalado por la comunión mientras me ponía las hombreras. Casi ni me las quitaba para dormir. Y repitiendo a los colegas eso de “rebobina la cinta”, “se acabó el carrete” o “ha salido ya el último LP de Radio Futura”. Echo de menos mi pasión desmedida por oír rock en mi idioma, por la provocación de esos peinados imposibles y por la moda hortera.
Es difícil seguir siendo fan ochentera cuando pasas de los 50 y ya no tienes cuerpo para bailar. Hemos cambiado, eso es innegable, pero no mucho. La sombra de los ochenta es alargada y nadie de los que vivimos esos años nos hemos olvidado de las letras de algunas canciones míticas. Ahora, taitantos años después, soy madre y le estoy pasando a mi prole el relevo ochentero. Les pongo las canciones de entonces y… ¡se las saben mejor que yo!
Tengo un ataque de nostalgia por los 80 y no es que no pueda resistirme… ¡es que no quiero!
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest