De ternura. En la frente. Con sabor a gloria. Como “huevos fritos”. Amargos. De buenas noches. Con lengua. De “tornilloroscachapa”.Tatuados. De película. O el de Judas. Siempre habrá uno para cada uno de nosotros. Hay tanto tipos de besos como habitantes tiene este planeta y no hay nada más romántico que un beso como esos que son…la primera página de muchas historias de amor.
Dicen que besar bien es un arte. Que hay besos inolvidables y besos para olvidar. Besos que te hacen tocar el cielo y otros que aceleran el corazón. Algunos incluyen mariposas en el estómago y, otros, mucha pasión. Unos besos fueron principio o… fin. Los hay buenos, malos y regulares. Largos y cortos. Salvajes y delicados. Robados y perdidos. Ardientes y fríos. Improvisados y necesarios. Hay besos robados y hay besos programados…
Dice el kamasutra que hay más de 30 formas de besar.
Idioma universal. Arte milenario. Piensa como te besa y sabrás qué quiere de ti. Desconozco el lenguaje de los besos y el efecto que cada uno de ellos provoca en quien lo recibe, como también ignoro las hormonas que se activan cada vez que dos se besan. Pero lo que sí sé es que pocas cosas hay en el mundo que tengan más fuerza que los besos. Nacen en el corazón y, de ahí, hacen todo un “viaje corporal” difícil de explicar. Imagino que, como dicen los expertos, la culpa es de “las hormonas del amor y de la felicidad “ que parece que juegan un importante papel en la ciencia del beso.
Un beso no es sólo un beso. Lo que los labios no dicen, lo dice el beso. Los besos no mienten. Arrancan sonrisas. Nos hacen pensar y, también, llorar. Son paz. Y consuelo. Son amor. Y también deseo. Hablan de amistad. (Casi) nunca hieren. Algunos consiguen que el tiempo se detenga y el mundo se pare. Son el truco mágico para dejar de hablar. A partir de un beso ya nada puede salir mal…pase lo que pase a nuestro alrededor. Alargan la vida, dicen. Alimentan, queman calorías, reducen el estrés y hacen desaparecer el dolor. Calman. O suben la temperatura. Ayudan a recordar. Son pura medicina.
Besar importa. Y mucho. Capaces de destrozarnos o de hacernos creer en el amor eterno, no todos los besos se recuerdan pero hay besos dignos de guardar en la memoria aunque quien los dio pasase sin pena ni gloria por nuestras vidas. Si no me crees, piensa…¿a cuántos sapos has besado? Definitivamente, los besos no son para cualquiera.
¿Qué decir del primer beso? Decir que ese… sólo se vive una vez.
¿Te acuerdas del beso qué te enamoró? ¿Y de el de después? Ese beso de amor después del amor tan importante, o más, que los preliminares. Besar o que te besen… ¡qué más da! Cualquier excusa es buena para besar. No perdamos el arte de besar o nunca sabremos lo que pudo pasar. Besa hasta con la mirada. Esos segundos de mirada fija. Esos besos entre dos mentes, desde lejos y dando rienda suelta a la fantasía… Hablemos con besos. Ahí encontrarás la respuesta que estás buscando.
¿Y los besos perdidos? ¿Esos que nunca se dieron? ¿Dónde estarán los besos que un día guardamos? Esos son los que duelen. Los que más duelen. No hay dolor más terrible que el que se sufre cuando no te quieren besar.
Que nunca nos haga falta un beso que llevar a la boca. Y si de verdad quieres sentirte bien, besa. Pero besa dándolo todo. No lo pienses tanto. Tan fácil como tomar aire, respirar y… dejarte besar.
Porque…¡un día con besos no es un día cualquiera!
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.