Ya no

«Estaba embarazada, pero ya no» me decía ayer mi amiga con los ojos brillantes como no se los había visto nunca e intentando mantener la sonrisa, esa que tanto le cuesta últimamente.

«Ya se que esto le pasa a una de cada cinco mujeres, ya se que tú también lo has vivido, que esto no significa que no pueda volver a quedarme embarazada, pero es MI pérdida y sólo yo se cómo me siento», continuaba.

Es verdad que sufrir un aborto es algo mucho más frecuente de lo que imaginamos, y es verdad que sigue siendo un tema tabú. Es un secreto a voces, sabemos cuando a alguien le pasa, pero preferimos no preguntarle por el tema o bien quitarle importancia y creo que nos estamos equivocando.

Cada mujer es un mundo, cada una lo vive de una manera, hay miles de circunstancias y de situaciones, pero tenemos una cosa en común. Hemos sufrido una pérdida que recordaremos el resto de nuestra vida. Siempre diremos «cuando yo estuve embarazada…» aunque haya sido una vez, aunque hayan sido mil, aunque haya sido de manera espontánea o no, aunque lo esperaras o no, es una pena que te acompañará independientemente de cómo se desarrollen los hechos después. Lo que has sentido durante ese periodo, por pequeño que fuera, ha sido tan fuerte, tan excepcional y tan ilusionante que te va a marcar quieras o no.

Hablarlo con otras mujeres que lo han vivido consuela en parte. Y digo en parte porque cada una habla desde su experiencia y nunca vas a encontrar a otra que lo haya vivido como tú, ni está en tu momento, ni sabe cuál ha sido tu camino hasta llegar ahí. Aún así, cuéntalo, desahógate, llora, rabia, cuéntale al mundo que estas cosas pasan, más de lo que nos gustaría. Que es una posibilidad real. Que cuando una mujer recibe la noticia de que está embarazada, su alegría es extrema y es algo para lo que estamos preparadas, pero nunca lo estaremos para escuchar la odiosa frase de «Lo siento, pero no hay latido», por mucha delicadeza que tengan al decírnoslo, para ese momento no nos prepara nadie.

Los días de después son un horror, el hospital, la familia, la pareja, todos se preocupan por tu cuerpo, pero ¿Y tu mente? ¿Cómo está? ¿Cómo estás? ¿Qué puedo hacer para que estés mejor?. Seguramente nada, pero gracias por preguntar.

Las mujeres que  hemos «sufrido» (porque se sufre, y mucho) un aborto, también deberíamos entonar un #MeeToo y poner en marcha la #sororidad. Nosotras lo hemos vivido y estamos dispuestas a ayudar a las que lo van a vivir. Si no es tu caso, felicidades, espero que no te pase nunca, pero si tienes a alguien así a tu alrededor no intentes consolarla, sólo déjale tu hombro para llorar.

Reyes

 

 

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