Él se dejaba llevar por lo que hacían el resto de sus amigos.
Si le decían que hiciese o compitiese él lo hacía sin importarle mucho si estaba disfrutando. Aun así no se le daba mal.
Hasta que llegó un momento en el que se dio cuenta que con lo que él hacía podía cambiar más cosas que escondiéndose detrás de los demás, ya que de esa manera nunca pasarían.
Yo lo veo como ilusión, ilusión por entrenar, por competir, por estar con un grupo de personas a las que él considera y trata como sus mejores amigos.
No sé lo que pasará pero cuando salten a tatami en el campeonato de España una cosa estoy seguro que como padres en la grada nos sentiremos orgullosos de estos pequeños campeones.
Así que este fin de semana toca chute de ilusión que seguro que nos viene bien a todos.
Caye