Después de un verano raro en el que no conseguí descansar y desconectar he conseguido disfrutar de unas vacaciones de esas donde desconectar, donde olvidar el día a día, donde disfrutar en cada momento de los que me rodeaban.
Estar 8 días desconectado te hace plantarte muchas cosas de un las rutinas que muchas veces nos autoimponemos.
He aprendido varias cosas,
- Donde fueres haz lo que vieres. Si te dicen que las comidas son desayunos los almuerzos meriendas y que aquí no se cena porque a las 19:30 todo el mundo a la cama, pues que quieres que te diga hagámosle caso y me lo tomare como una cura de sueño, he estado durante 7 noches durmiendo una media de entre 10/11 horas de tirón.
- ¿Quién se pierde cuando alguien se pierde? ¿Se pierde el que no sabe dónde está? ¿Se pierde el que se pone nervioso? ¿Se pierde el que no conoce el idioma? ¿Quién se pierde? Yo me he perdido descubriendo muchas veces que debía encontrar al resto de gente una vez pasado un ratito en solitario. La soledad me ayuda a encontrar lo que busco.
- Viajando siempre te llevas grandes sorpresas como las de encontrarte con un familiar que hace como dos años que no ves en un recóndito pueblo de Irlanda y quedarnos los dos con una cara de esto no puede ser.
- Fluye, disfruta, párate, mira hacia arriba, capta el momento, respira hondo y no le des importancia a lo que te suele molestar. Aprende a contestar con una sonrisa si te hablan en un idioma que no entiendes. Que si sonríes todo el mundo te entiende.
- Dormir da hambre.
- Reír da hambre.
- Andar da hambre.
- Ir por el mudo con la maleta bien hecha en la que todo cabe perfectamente, no te garantiza que a la vuelta todo vuelva a caber en su misma dimensión y espacio.
- Ir disfrazado en Halloween para hacer truco o trato ayuda a hacer amigos en el vecindario.
Caye
No sé quien dijo que la Tierra es redonda. Yo creo que tiene forma de pañuelo 😉
Seguro!! Un superpañuelo!!