Pues yo más, pues todo el mundo lo hace, pues en mi casa, pues en mi pueblo…
Seguro que conoces a alguien que empieza todas sus frases así… ¡Pues yo también!
Yo también conozco a alguno de estos que todo lo saben, todo lo han hecho o todo lo han vivido. En ocasiones es muy interesante escuchar sus experiencias, porque tienen mucho que decir, pero en otras… reconócelo, en otras los mandarías a paseo (por no decir otra cosa).
Es interesante tener amigos con los que jugar al trivial, siempre que estén en tu equipo, pero no es interesante tener amigos de los que monopolizan las conversaciones. Da igual cuál sea el tema, siempre saben más que el interlocutor, y si no es porque lo han vivido en primera persona, lo han estudiado, o lo ha vivido alguien muy cercano, el caso es que todo, absolutamente todo, lo saben mejor que tú.
Lo bueno viene cuando le puedes rebatir. Cuando tú sí que sabes de lo que están hablando y puedes realizar una afirmación categórica, de repente ves cómo tu interlocutor se calla, se esconde, se hace pequeñito… tanto que hasta te sientes mal por haberle pegado ese corte que estabas deseando, aunque te dura poco. En un instante renace de sus cenizas cual ave fénix, preparado para seguir compartiendo su sabiduría. Y si algo tienen estas personas es que son un ejemplo de resiliencia para todos, a cada corte, se crecen y aprenden, pues tus argumentos los harán suyos y los utilizaran a la menor ocasión para demostrar que además de saberlo todo tiene los mejores amigos del mundo.
Y si me vas a venir con que ya te lo sabes te diré: ¡Pues yo más!
Reyes
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