Aunque intento ser muy respetuosa casi siempre, os confieso que me irrita (sólo un poco, no les voy a dar el gusto de irritarme del todo) esa gente que sólo ve la paja en el ojo ajeno. Esos que se creen que a ellos “siempre más” e intentan contagiarte la filosofía del “yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”. Son ese tipo de personas que más les pasa, más gente conocen, más saben de todo, más les han criticado, más daño les han hecho, más más más…TODO.
¡Que avariciosos!¡Quieren más de todo aunque sea malo! Porque si a ti te duele la cadera, a ella le duelen las dos. Y si tú trabajas diez horas, él trabaja catorce. Y si tu te mereces vacaciones, ella más. Y sí…¡la lista es interminable!
¡Lo siento! Tú has tenido las mismas oportunidades que yo pero en un determinado momento decidiste, y sólo tú sabes por qué, que el camino “correcto” era el que tú escogías. Y ese camino, te guste o no, no fue lo bonito que esperabas sino todo lo contrario. Y como es más fácil lamentarte, decides echar por tierra el trabajo y el esfuerzo de los demás antes de reconocer que lo tuyo fue un cúmulo de errores. ¡Pues no! Que sepas que admitir esto es de ser humilde. Y si te crees que por acribillarnos a los demás con tus “penurias de segunda mano” nos haces sentir mal…¡qué equivocado estás!
Tengo una teoría: Esa gente que te come la oreja vendiendo el cuento de la lágrima son ¡una panda de vagos egocéntricos e inseguros! Se pasan la vida practicando el «YO MÁS» para autoconvercerse de que su manera de interpretar la vida es la correcta. Y se lo creen tanto que son incapaces de corregirse. Viven del pasado para justificar su “suerte” y quieren que los demás nos unamos a su pena para que puedan sentirse mejor con ellos mismos. ¡A ver si te enteras que la cosa no es fácil ni para ti ni para nadie!
Aviso: A mí si me buscas no me vas a encontrar por ahí. No pienso morir en esa guerra. Sé lo lo que hay que pelear en el día a día para ganar cada batalla y no me compensa perder energías escuchando tus “sufrimientos de medio pelo».
My friend: Aceptar tus fallos es el primer paso para salir de esa cara de agonía que llevas colgando todo el día. Es imposible ser feliz por mucho que intentes aparentarlo si no te aceptas a ti mismo con tus luces y, sobre todo, con tus sombras. Que sepas que es precisamente esa forma de ver la vida la que te hace fracasar y sentirte frustrado. ¿Y si pruebas a contar más alegrías (que sé que las tienes) y menos penas? ¡Dale a tu cuerpo alegría Macarena!
Todos tenemos malas rachas. TODOS. Déjate el muro de las lamentaciones. Reconoce tus complejos. No te arrepientas de haber tomado decisiones equivocadas y no haber sido capaz de aceptar sus consecuencias. Mira cara a cara a tu inseguridad y ¡deja de culpar al prójimo por tus meteduras de pata!
Ya puesta a cantar las 40 quiero añadir que me parece horroroso que te pases el día menospreciando los éxitos de los demás porque tú no los has tenido. Eso no te hace mejor persona. Así que…¡vete buscando otro discurso!
Querido Calimero: El mundo no está en tu contra. No pasa nada por luchar en el bando equivocado. A veces pasa que las cosas no ocurren precisamente para bien pero te ayudan a sacar lo mejor de ti.
¡Deja de vivir así, cansina! Que sepas que los felices hacemos las cosas de otra forma: cultivamos el optimismo.
¡Que de lo que se come, se cría!
Coco
Fuente de la fotografía: Pinterest