Queridos Reyes Magos:
No recuerdo con qué edad me dijeron que todos los años os debía escribir una carta en la que os contara, con la mano en el corazón, que tal me había portado y mis deseos para el año siguiente. Como siempre he sido muy disciplinada, aunque muchos aseguren lo contrario, aquí sigo. Ya con hijas mayores de edad, peinando canas (teñidas), pero siguiendo la tradición: escribir mi carta a SS. MM. Los Magos de Oriente.
Sé que estáis hasta el cuello de faena en estos días repartiendo juguetes y…felicidad. Entiendo que somos muchos y que tiene que haber regalos para todos. Pero espero que esta vez me hagáis un poquito más de caso. Algunas de las cosas que os pedí el año pasado no me las trajisteis. Aún no sé por qué. Con la edad, como habréis podido comprobar, voy portándome bastante mejor y aunque el carbón dulce está riquísimo, hubiera preferido otra cosa. Llevo un año pensando lo que quiero para este año. ¡Creía que me iba a dar algo! Yo, que en tiempos pasados lo quería todo para antes de ayer, he conseguido aguantar como una campeona. ¡Ay si mi madre me viera! ¡UN AÑO!
Sabéis que os quiero muchísimo a los tres pero también sabéis que el que más me entiende es Baltasar. No diré más. También sabéis que siempre he creído en la magia de la Navidad y así se lo sigo transmitiendo a mis hijos: que nunca dejen de creer por mucho que les insistan en lo contrario.
Este año sólo os voy a pedir una cosa: AMOR. Una dosis extra de AMOR. Lo más importante. Si nos encontramos apagados y sin fuerzas, un chute de AMOR. Os lo pido por favor.
Hablad con quien sea el responsable de todo este caos y decidle que eche un cable y haga que la gente vuelva a creer en el amor. Que piensen en cómo se pueden sentir los demás en lugar de mirarse tanto el ombligo. Que envíe un buen cargamento de amor. Creo que no pido mucho. No es nada fácil vivir en un mundo así. En el que muchos sufren. Y sé, porque lo he visto, que somos mucho más solidarios con amor. Solo necesitamos un empujoncito para que seamos capaces de entender lo que le pasa a los demás.
Y es que el tema del amor está fatal. Por dónde miréis. Estamos perdiendo la capacidad de expresar nuestros mejores sentimientos. De escuchar lo que el corazón dice. Ya no sonreímos por las mañanas y ni saludamos al que nos encontramos en el ascensor. Y eso también es AMOR. Dar para recibir lo llaman.
A mi me basta con un abrazo de mis hijos de vez en cuando, sobre todo cuando me vean al límite. Eso lo curaría todo. Muchísimas enfermedades se curarían sólo con AMOR.
Repasad bien mi carta queridos Magos. Sé que el presupuesto es el que es. Y si no es posible que me concedáis mi deseo no me enfadaré con vosotros y seguiré esperando otro año más para escribiros de nuevo. Sé que si no podéis es porque seguramente habrá alguien más necesitad@ que yo.
Por mi parte, os prometo INTENTAR seguir siendo niña. Prometo obedecer y cumplir con mis obligaciones. Sólo lo prometo.
Un beso: Coco.
P.D.: ¡Se me olvidaba! Por favor, no dejéis a ningún niño sin regalo.
Fuente de la fotografía: Pinterest