¡Bendita paciencia!
Bendita, mágica o extraordinaria, así es la capacidad de tener paciencia. Y además muy codiciada en según qué ocasiones.
En tiempos de inmediatez, ubicuidad y «multi tasking» tenemos una importante falta de paciencia que nos lleva al estrés y al desespero.
Somos incapaces de esperar haciendo cola sin ponernos nerviosos, por no decir que si alguien no nos coge el teléfono, no nos contesta al wassap o no se da por aludido en la mención que le hemos hecho en redes sociales, ya pensamos que le pasa algo.
Igual es verdad y le pasa algo… ¡tiene vida! Está haciendo algo que necesita de toda su atención, y tú estas en segundo lugar. Es verdad que para cada cual lo mas importante es lo que tiene delante de sus narices, pero deberíamos tener en cuenta que al otro lado de la pantalla también ocurren cosas.
Hemos perdido la capacidad de esperar por lo que queremos, nos hemos acostumbrado a tenerlo todo ya, y después si no nos interesa, lo devolvemos y tan amigos. Pero hay cosas que no se consiguen así, tienen un proceso y cuestan tiempo. Eso que no se puede comprar, tiempo. Mejor no lo gastemos con nuestro estrés, invirtámoslo en conseguir aquello que queremos.
Al final el tren llega, la lluvia deja de caer y el pedido on line que hiciste el pasado black friday lo recibirás antes de navidad.
Es verdad que yo soy la primera que en ocasiones tiene prisa por obtener resultados, pero no queramos ser dioses manejando el tiempo a nuestro antojo. Cada cosa en su momento, y mientras a disfrutar del proceso.
Reyes
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