Nunca se sabe, no hay que dar las cosas por supuestas.
Estas frases las tengo muy presentes siempre, y más aún cuando se acerca un cambio.
Nunca sabes lo que puede pasar a tu alrededor, por lo que todos los días debes estar preparado para tomar decisiones. A lo mejor la decisión es seguir como estás, pero en otros casos puede que necesites cambiar algo.
En cualquier caso, no se te ocurra dar nada por supuesto. El problema cuando das las cosas por supuestas es que te puedes llevar un chasco muy grande. Quien dice un chasco dice una decepción, en cualquier caso, una sorpresa. Algo que no esperabas ocurre y te rompe los esquemas.
Puede que ese cambio que no esperabas sea para mejor, pero nada te impide estar aterrado. La incertidumbre, el miedo a lo desconocido, el qué pasará… nos paraliza, nos deja fuera de juego. Necesitamos un tiempo para hacernos a la idea, adaptarnos al nuevo entorno y tomar conciencia de la nueva situación.
En el momento en que ya sabemos donde estamos, tal vez seamos capaces de sacar cabeza, mostrar al mundo quienes somos y qué es lo que somos capaces de hacer.
Tarde o temprano, ese momento llega, afortunadamente. Es entonces cuando debemos estar preparados para lo que venga. Lo que hayamos hecho hasta ese día será lo que determine nuestra capacidad para adaptarnos y sacar provecho de la situación. De ahí mi preocupación y mi empeño por no dejar de aprender nunca.
Cuanto más camino avancemos en dirección a dónde queremos llegar, más cerca estaremos de conseguirlo. Podremos cambiar la ruta, dar un rodeo o coger un atajo, pero nunca alejarnos de ese trazado que nos lleva a ese lugar soñado en el que seremos capaces de hacer todo lo que llevamos tanto tiempo soñando.
Yo estoy preparada para el cambio, ¿y tú?.
Reyes
Fotografía de Caitlin Worthington via Pinterest