La palabra maldita

Llevo dos años con una relación complicada con una palabra que durante este tiempo, me ha servido para  acompañar y ayudar a personas y organizaciones  en su desarrollo empresarial y personal. Esta palabra, no es otra, que  la palabra COACHING.

Reconozco que mi formación en Coaching me ha servido para dos cosas, la primera para tener unas herramientas con las que poder actuar en todos los procesos que realizo, bien de Coaching, Mentoring o Consultoria y ser más efectivo en la consecución de objetivos y en la toma de conciencia de las personas con las que trabajo. Y la segunda es que ya se lo que no es Coaching para mi, y esto lo tengo claro desde el principio y no me van hacer bajar del burro.

Estoy harto de los que practican el Coaching del grito, del espectáculo de mariachis, de los palmeros, de la estafa piramidal, del me aprovecho de tu baja autoestima, del hacer daño gratuito, del tonto motivado, del generar problemas para luego ser el ser supremo salvador de todos tus palmeros, de la falta de agradecimiento y del victimismo barato, de la venta de penas y penurias, del engaño para tu propio beneficio económico, del sacrificar peones para salvar tu corona.

Hay una frase que me viene últimamente mucho a mi cabeza. Somos lo que decimos, somos lo que hacemos y añadiría que somos parecidos a aquellos con los que nos relacionamos. Yo con todo esto que mi cabeza me va dictando, no quiero ser mejor que nadie, ya que tengo muy claro quién soy, qué quiero, qué necesito para conseguirlo y quienes son mis compañeros de viaje.

No reniego de mi pasado, ni de los magníficos formadores y compañeros que he tenido de los que he aprendido muchísimas cosas, pero en mi toma de conciencia yo soy libre de elegir, y tu espectáculo rancio no me va.  Acepto lo que no puedo cambiar y cambio lo que puedo cambiar.

¿Sabes con qué me quedo? Yo me quedo con la humanidad, humildad y sentido del humor de las 18 personas con las que compartí el workshop Lidera tu vida que impartió mi amigo y maestro José Luis Fuentes el sábado pasado. Gracias a todos por lo que me hicisteis pensar, pero sobre todo gracias por hacerme recuperar mi confianza en la palabra COACHING.

Caye

Fuente de la foto Pinterest

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2 COMENTARIOS

  1. Muy buena reflexión, Caye. Me has transcrito el pensamiento varias veces. Es una lástima, pero ser coach no es garantía de nada. Nos quedará, como con tantas cosas de la vida, saber distinguir el grano de la paja. A el coach, del charlatán de feria. Esperando tu próxima entrada.

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