Hace apenas diez días mi hija mayor cumplió 16 años. Un número que visto así sin más no dice nada, pero para muchos de los que me leéis supuso un antes y un después en vuestras vidas. En su caso, como bien dijo una persona cercana, es el paso de niña a mujer. Y no tanto por cuestiones puramente biológicas. Más bien hablaba de madurez personal y emocional.
Como podréis imaginar, hubo celebraciones de todo tipo. Tuvo fiestón por todo lo alto, con amigas y amigos tan adolescentes como ella (empiezan las salidas nocturnas… ¡y, muy a mi pesar, no hay vuelta atrás!). No faltó la “fiesta de pijamas” (seis monísimas jovencitas acamparon en casa para celebrar con tarta, canciones, sombreros, pelucas y accesorios de todo tipo el cumpleaños de su querida amiga) y sí, también hubo hueco para celebrar en familia un día tan especial.
Cuando llegó el momento de soplar las velas, colocamos dieciséis en la tradicional tarta de galleta que teníamos preparada y que tanto le gusta a la cumpleañera. Y, siguiendo el ritual, le recordamos que tenía que pedir un deseo antes de lanzarse a apagarlas de un fuerte soplido. Como manda los cánones…
Pero he aquí que su madre (o sea, yo) dando una vuelta de tuerca al asunto, le pedí el más difícil todavía: Si son dieciséis velas ¿Por qué no pides dieciséis deseos…confesables? Y ella, muy hija de su madre, aceptó el reto. Sin pensarlo dos veces, se lanzó y uno tras otro los confesó todos.
Imagino que a estas alturas del relato querréis saber cuales son los deseos confesables de una adolescente de dieciséis años. Y si no queréis saberlos, ¡hasta aquí podéis leer!
El resto de curiosos… ¡que me acompañen!
1.- Aprender a hacer cupcakes.
Su asignatura pendiente. Si quieres hacerle feliz, regálale un cursillo acelerado ¡No hay nada que le guste más!
2.- Encontrar “MI TRABAJO” cuando termine los estudios.
Aún quedan unos años para que llegue ese momento pero… me sorprendió. Comprobé lo especialmente sensibilizada que está con esos jóvenes que no tienen “el trabajo de su vida” ni algo que se le parezca.
Definitivamente, se hace mayor.
3.-Viajar, viajar, viajar.
Lo tiene clarísimo: Con o sin dinero. Con o sin comodidades. Conocer otras gentes, culturas…Querido mundo prepárate: ¡allá va!
4.- Recodar las fechas importantes sin necesidad de chivatos tipo facebook o similares.
¡Te pillé! ¡Ahí has salido a tu padre!
5.- Que mis amigas sigan siendo mis amigas SIEMPRE.
¿Hay una declaración de amistad más bonita?????????
6.- Que me guste la fruta.
¡Ayyyy querida hija, no sabes lo que te pierdes!…pero todo llegará.
7.- No dejar de equivocarme… ¡NUNCA!
¡Oooole! ¡Pedazo de deseo! De los que más me pueden gustar. ¿Sabes? Eso significa sentirte… ¡viva!
8.- Conocer personalmente A Dani Martín.
La pregunta es: ¿Lo conseguirá?
9.- ¡Que mis padres me dejen tomar café!
En fin…
10.- Descubrir, pero de verdad, al amor de mi vida… ¡y hasta que la muerte nos separe!
Y que te abrace, que te mime, que te bese, que te cuide y… ¡que te ame, pero de verdad, hasta el infinito y más allá!
11.- Saber llevar una casa.
Que sepas hijita que eso implica cocinar, planchar, limpiar, etcetcetc… ¿Mmmm no os huele a ganas de independizarse?
12.- Tener un perro.
¡Por supuesto! ¡Será cuando te independices!
13.- Saber hacer fotos “especiales”.
¡Dí que sí! Los recuerdos acaban siendo nebulosas, las personas cambian a lo largo de la vida y nada más bonito que captar a tu gente en sus mejores momentos… ¿Qué quedará? Tus fotos “especiales”.
14.- Seguir con mis proyectos solidarios. ¡Me hacen sentir muy bien!
Sin comentarios…en este momento miro a mi niña, se me cae la baba, me emociono y si sigo así me pongo a llorar. ¡Aplausos, ovación y vuelta al ruedo!
15.- Ver amanecer frente al mar… ¡no lo he hecho aún!
¡Deseo concedido! ¿Aceptas mi compañía?
16.- Ser feliz.
Coco
Fuente de la foto: Pinterest
Precioso.
Será.
Esperando el próximo.
Gracias Chema. Lo habrá.