Hace calor. Mucho calor. Es excesivo. Y no lo digo solo por las altas temperaturas que nos acompañan estos días en la cuenca mediterránea. Es en general. En toda la faz de la Tierra. Y tampoco lo digo por cuestiones climatológicas. Me refiero a la temperatura ambiente que debe reinar en algunos de nuestra raza. Esta raza, la humana, de la que no entiendo su forma de actuar, ni de pensar, ni de reaccionar ante el sufrimiento de los demás. ¿Qué nos está pasando?
En los últimos días estamos asistiendo impávidos a una masacre brutal en la franja de Gaza. La cruel guerra entre Israel y Palestina, guerra con décadas a sus espaldas, ya no solo se está llevando por delante a gente inocente. Nos encontramos ante una guerra donde los protagonistas son los niños. No hay día que no llegue la noticia de ejecuciones a criaturas de corta edad y a jóvenes adolescentes. Más de cien niños se han marchado para siempre por los ataques que día a día se producen en aquel territorio.
Hemos visto hijos, hermanos y padres abrazando cuerpos sin vida. Familias enteras destrozadas sin agua, luz, comida o medicamentos. Impactante fue el testimonio de Wael Al-Dahdouh, corresponsal de Al Jazeera, cuando al intentar cumplir con su trabajo se derrumbó ante miles de espectadores llorando sin consuelo ante tanta barbarie.
Y ¿Qué estamos haciendo el resto de la humanidad? Unos más que otros asistimos con absoluta vergüenza y sonrojo a este horroroso espectáculo. Sin poder hacer nada al respecto, salvo denunciarlo en la redes sociales o pedir firmas para pedir de nuevo un alto el fuego. Sin embargo en lo que a mí se refiere, impresiona la postura tan aséptica que altos mandatarios de todo nuestro planeta, y grandes empresas, han adoptado a la vista de semejantes crímenes de guerra sin justificación alguna. Con todos mis respetos, siento que solo les preocupa que no peligren los negocios o inversiones que tienen en la zona del conflicto.
¿Qué nos está pasando? Ningún ser humano puede ser testigo de esto sin sufrir escalofríos por todo su cuerpo, sin sentir nauseas ante tanta crueldad, ante tanta agresión… ¿Hay alguien ahí?
Coco
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