¿Carne o pescado? ¿Rock o balada? ¿Dulce o picante?
Mi querida amiga E.se encontraba en un momento de su vida en el que no sabía que elegir. Hacía un tiempo que había salido de una aventura amorosa fallida y, de nuevo, estaba en el mercado del flirteo.
No se le daba nada mal y sabía perfectamente cómo lidiar en esas plazas. Sin embargo, en esta ocasión, se le había acumulado la faena y entre tanto pretendiente llegaba el momento de decidir cual de ellos se llevaba el gato al agua.
Nunca le había pasado algo parecido. Siempre había tenido muy claro que camino tomar. Pero esta vez, según ella, la edad le estaba jugando una mala pasada.
Los candidatos eran diametralmente opuestos. Mientras uno le acariciaba dulcemente el oído diciéndole lo maravillosa que era y cuanto le inspiraba cada vez que se acordaba de ella, el otro le exponía con todo lujo de detalles que haría con su cuerpo -y con su alma- si caía en sus manos.
Por supuesto a E. le ponía, y mucho, todo lo que éste último le decía… ¡era tan explícito y hablaba tan clarito! ¡Sus mensajes eran auténticas descargas eléctricas! Jamás había sentido algo parecido. Iba directo y sin rodeos… ¡ni falta que hacía! ¡Vaya tela! ¡Un crack!
¿Y el otro? ¿Qué decir? Según sus propias palabras: “Es un fenómeno. Me está cocinando a fuego lento. Sabe muy bien calcular los tiempos. Un seductor nato. Sabe ir poco a poco, añadiendo los ingredientes necesarios según mis reacciones y ha conseguido despertar en mí sensaciones que ni sabía que existían”.
Los dos, cada uno a su manera, le resultaban extremadamente eróticos y los dos la excitaban de tal modo que le daba rabia tener que renunciar a uno de ellos. ¡Gran dilema!
Lo confieso: después de oír su relato y verle cómo ponía los ojos en blanco contando -con todo lujo de detalles- este momentazo tan especial en el que se encontraba, sólo supe a decir: ¡Houston, tienes un problema!… ¿O no?
Querida E.: No se trata solo de la edad. También las experiencias que llevas acumuladas a lo largo de estos años. Y -por supuesto- tu estilo de vida actual y tu forma de pensar. Ya no nos conformamos con un hombre dulce, tierno y cariñoso. Sus cualidades como amante tienen mucho que decir. El romanticismo sigue siendo nuestro punto flaco. Las cenas románticas, unas flores en el momento más inesperado o una puesta de sol en alta mar seguirán siendo los Top Ten. Pero si a ello le sumas que tu libido está que se sale porque el tipo en cuestión es todo un fenómeno en las artes amatorias y saber cómo subir la temperatura corporal sin necesidad de echarte a la hoguera… Oh My God!!!!
Coco
Fuente de la fotografía: Pinterest