Vaya por delante una ovación a los filtros instgrameros y demás especies del ramo…¡cuanto bien nos han hecho a más de uno!
Lo reconozco. No me gusto en la fotos y estos nuevos retoques fotográficos del siglo XXI me han salvado la “vida”.Consigo camuflar la más cruda y dura realidad de mi misma. ¿Digno de estudio? ¿Necesito tratarme? Eso pensaba yo, pero después de ver y leer información sobre esta “manía” resulta que somos muchos los que retocamos nuestra identidad. Parece ser, según estudiosos varios, que es una forma de guardar las apariencias. En los tiempos que corren y con la que está cayendo, nos estamos convirtiendo en productos de nosotros mismos y, como tales, el envoltorio es sumamente importante, por no decir LO MÁS IMPORTANTE. O eso creemos.
Estamos perdiendo la naturalidad. Ese gesto tan nuestro pero que no vende…
Pensándolo así, en frío, tengo la sensación de que es una absoluta desconfianza hacia uno mismo. Y, claro,si no confío en mi mismo ¿cómo los demás van a confiar en mi?
Coco