¡Y dale Perico al torno! ¡Ya estamos con el lío otra vez! ¡Que Blanca Paloma NO! ¡Que Blanca Paloma SÍ! ¡Vaya hartura! ¡Todos los años lo mismo! ¡Almas de cántaro! ¿Es que no habéis aprendido nada del patinazo que os cascasteis el año pasado?
Y es que, desde que esta pedazo de cantante ha ganado el BenidormFest, ya han salido las legiones de listos y eruditos del ramo, agoreros muchos de ellos, vaticinando lo peor de lo peor para la representante española en el próximo festival de Eurovisión. ¡Y qué mala memoria tienen! Porque estos mismos ojeadores que el año pasado demonizaron y despreciaron el trabajo de Chanel, este año vuelen a hacerlo. Vuelven a criticar a la muchacha, a su canción, a su puesta en escena y a su indumentaria. Y luego pasó lo que pasó. Que se tuvieron que tragar sapos y culebras y ver como Chanel y su “SlowMo” se alzaban con un tercer puesto que tenía sabor a triunfo del bueno. Vamos que si Ucrania no se hubiera llevado tantos votos por el motivo que todos sabemos, España hubiera sido la que habría arrasado en la edición pasada.
Ahora esos expertos en eurovisión y en vaticinios han salido en tropel para anunciar que nuestra chica va a fracasar como fracasó en su momento Remedios Amaya argumentando que el flamenco no tiene tirón en ese tipo de festivales. Yo, sinceramente, que no entiendo ni pajolera de todo esto y simplemente me dejo llevar por lo que me gusta y por lo que no, creo que están mezclando churras con merinas. Para empezar “¿Quién maneja mi barca?” pasó hace la friolera de… ¡40 años! ¡Y anda que no ha cambiado la cosa desde entonces! Ahora el Festival se mueve por la pasión, por el ritmo, por el juego de luces y color y atrás quedaron los ritmos acaramelados y melódicos que tantos premios recibieron en aquellos tiempos. Es cierto que “EaEa” es una canción con fondo flamenco, pero -a diferencia de otras- Blanca Paloma le ha dado una vuelta y lo ha hecho a su manera, dándole un ritmo y una fuerza que me recuerda muy mucho a la fuerza de mi adorada Rosalía, música de esas que no te puedes sacar de la cabeza por su gancho y su hechizo. Y con eso me sobra para darle mi apoyo de fan incondicional.
Otra cosa que han criticado estos “analistas eurovisivos” es la letra. Pero digo yo… ¿Qué problema hay con una letra tan sencilla? ¿Es que Eurovisión es un lugar donde recitar el doctorado o los temas de la oposición? ¿Es una plataforma para hacer política? Porque, aunque algunos cantantes (o países) sí utilicen este festival para hacer política, los verdaderos consumidores del certamen y los que luego bailaremos y cantaremos sus canciones pasamos de tanta historia rara y lo único que queremos es una canción que nos dé gustirrinín y nos mueva de la silla. Y poco más.
Sumemos también la puesta en escena -que me gusta que flipas- y esa indumentaria tan racial y personal a la vez. Sigamos sumando con esas mujeres abriéndole paso a base de palmas y el juego con las cámaras que se llevaba entre manos y que no dejaba que le quitaras ojo a los más de 3 minutos de actuación. Y es que, seamos sinceros, todo aquello que marca la diferencia y llama la atención, a pesar del riesgo que conlleva, siempre suma.
Así que, con todo esto a su favor (por lo menos para mí, humilde analfabeta musical) me da que esta paisana…no va a dejar indiferente a nadie.
#suerteblancapaloma
Coco.
Fuente de la fotografía: Google