5 segundos es exactamente el tiempo que tardamos en saber si nos van a tener que recordar el nombre de esa persona que acabamos de conocer o por el contrario va a significar algo importante en nuestra vida.
Un cruce de miradas y ya está todo dicho. Unos lo llaman flechazo, otros conexión instantánea y los más atrevidos, amor a primera vista. El caso es que en esos 5 segundos ocurre algo que nada ni nadie sabe explicar. Nuestro cerebro produce una sensación que sólo se puede traducir en un «que se pare el mundo, que yo me bajo».
Nos pilla cuando menos lo esperamos, aparece de repente, y en 5 segundos ya ha cambiado para ti el sentido de la vida. Te preguntas si a la otra persona le habrá pasado lo mismo, pero no hace falta ni planteárselo, los que os rodean se han dado cuenta igual que vosotros. Estáis emitiendo señales luminosas sin daros cuenta.
Hay algo especial en el ambiente, se respira interés, complicidad inmediata, «feeling»… llámalo como quieras, pero antes de que te des cuenta se habrá convertido en tensión sexual no resuelta (TSNR) y entonces ya no habrá vuelta atrás.
Una vez pasada esa barrera sólo existe un desenlace posible, que las señales luminosas se conviertan en fuegos artificiales. ¿Y después?. Después queda el aroma de la pólvora y los recuerdos de esas luces de colores que nos han iluminado y han convertido la noche en día. Lo que ocurra a partir de ese momento ya dependerá del interés que pongamos en el desarrollo de los acontecimientos y lo que el destino o las circunstancias nos tengan preparado.
Si lo has vivido, sabes de lo que estoy hablando, si no igual es que está a punto de pasarte, así que no se te ocurra olvidar que 5 segundos es el tiempo que tenemos para dar esa buena primera impresión para la que sólo tenemos una oportunidad y 5 segundos es también el tiempo que tardamos en desaprovecharla.
Reyes
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