- Decir que no a lo que no. Y ser valiente para marcharme.
- Cuando una sabe dónde va lo disfruta el doble. Comprobado.
- Darme cuenta de que la infelicidad de algunos momentos la provocó la falta de quererme más.
- Hay días duros. Y otros durísimos. Buscar la belleza en ellos…para recordarme que estoy viva.
- Lo hecho, hecho está.
- No hay nada que no tenga solución. Nada es tan grave.
- Dejar de jurarme (y no cumplirlo) que eso no se repetirá más. Y dejar de castigarme.
- Poder recordar los días malos con una sonrisa…y entender su importancia.
- No perder las ganas de seguir aprendiendo a hacer las cosas “medio bien”.
- Pensar antes de hablar. (Sigo pensando que no sé si es buena idea).
- A mi edad ya no estamos para aguantar.
- Las rebajas están sobrevaloradas.
- Envejecer es una putada. (Aunque es lo mejor que puede pasarte).
- Valorar eso que tenía y no supe apreciar cuando tocaba. Nunca es tarde.
- Elegir bien a quién confiar mis historias. O lo que es lo mismo: más amigos y menos conocidos.
- Echar de menos sin que duela. (O que duela menos).
- No disimular más de la cuenta. No es sano. También comprobado.
- Pedir más mimos. (Los abrazos también me gustan).
- El aeroccino de Nespresso lo inventaron pensando en mí.
- No siempre que quieras podrás.
- Entender que esto también pasará. (Aunque mi paciencia está en peligro de extinción).
- La complicidad de una mesa camilla. (Aquí ni caso. Yo me entiendo).
- Larga vida a mis amigos. No se puede tener más suerte.
Coco.
Fuente de la fotografía: Pinterest.
Desayunar con tu artículo es lo mejor de los miércoles! Y me identifico con muuuucho de lo que aprendiste, yo también lo aprendí este año y a pesar de mi edad pienso que no es tarde «pa ello» . Muuuuak