14 años y un día.
Suena a condena, pero no es exactamente eso lo que lleva en mi vida tanto tiempo.
Hoy celebro que hace 14 años conocí a las personas con las que comparto la mayor parte de mi día. Mis compañeros de trabajo. Aunque pensándolo bien, la condena igual es para ellos, porque llevan «aguantándome» todo ese tiempo.
Si echo la vista atrás, no sé si he avanzado o no. Al menos he cambiado de puesto de vez en cuando. He desempeñado diferentes tareas, he ocupado diferentes mesas y sillas, he recorrido las tres plantas del edificio principal (creo que soy de las pocas sino la única). He cambiado de compañeros de trabajo diario y he formado parte de varios departamentos. Si, también he cambiado de jefes, pero siempre bajo la mirada del mismo jefe supremo.
Aprender he aprendido mucho. Antes de llegar aquí mi trabajo era atender al público en oficinas bancarias o trabajar con estudiantes universitarios americanos, y de repente me vi trabajando con asociaciones de profesionales, funcionarios, políticos, clientes, empresas constructoras, diseñadores, departamentos de protocolo, empresas de catering, iluminación, sonido, medios de comunicación…
He pasado de venir a trabajar con falda y tacones a ponerme los vaqueros y las zapatillas. Ahora la oficina es como mi segunda casa y lo importante es estar cómoda para trabajar a gusto. Los tacones los reservo para ocasiones especiales y entonces los que me ven todos los días ni me reconocen (arreglo que tiene una).
He compartido momentos con diferentes compañeros, dentro y fuera de aquí. Hemos llorado y celebrado juntos a partes iguales, pues las alegrías y las penas de unos y de otros nos han hecho madurar a todos.
Hemos compartido rupturas sentimentales y celebrado nuevos noviazgos que han acabado en boda. Hemos deseado embarazos y adopciones que nos han traído unos niños preciosos. Hemos luchado contra las enfermedades y hemos vencido, SIEMPRE. Hemos estudiado mucho para demostrar que los sueños se cumplen y que si quieres, puedes. Hemos vivido una fusión que nos hizo pasar de ser una pequeña familia de 20 a ser más de 100, lo que nos ha aportado nuevas experiencias y nuevas personas a nuestro día a día y nos ha ayudado a cambiar nuestro punto de vista acerca de nuestro trabajo diario y nuestra contribución al bienestar de los que nos rodean.
Al final, lo mejor que me llevo es eso, las personas. Hombres y mujeres (sobre todo mujeres) con las que comparto mi tiempo a diario y todas aquell@s que en algún momento han formado parte de estos 14 años. Ell@s me han ayudado a ser quien soy, como profesional y como persona, así que gracias a tod@s por tantos momentos.
Hoy cumplo 14 años y por eso estoy de celebración, podéis darme la enhorabuena o acompañarme el sentimiento, pero yo no dejaré nunca de celebrar.
Reyes
Imagen: Mi compañía diaria en mi puesto de trabajo.