Y, de pronto…

Y, de pronto, hay días que tienen un especial significado.

Y, de pronto, echas la vista atrás…

Y, de pronto, con el paso del tiempo, te das cuentas que tu vida ha sido la suma de una serie de decisiones, acertadas o no, pero TUYAS. Y esas decisiones te han hecho llegar al lugar en el que hoy estás.

Y, de pronto, recuerdas el camino que recorriste y cómo sin querer, o queriendo, te saliste del guión.

Y, de pronto, ríes, sonríes, te estremeces y emocionas cuando ese recuerdo trae a las memorias retales de tu historia no escrita en un guión varias veces revisado, con tachones, mayúsculas y capítulos en negrita.

Y, de pronto, el paso del tiempo te dice dónde ir y donde no. Cuándo parar y disfrutar de la compañía y cuándo salir corriendo. A quien abrazar y de quien no esperar nada.

Y, de pronto, compruebas que las crisis no son eternas y el amor tampoco. La necesidad de tocar fondo para coger impulso. Caer para reinventarte…Las tempestades y las calmas.

Y, de pronto, aprendes a no confiar demasiado. Las promesas incumplidas existen. ¿El tamaño? No importa.

Y, de pronto, cuando menos te lo esperas las cosas pasan como tu querías. O no. Y tienes que estar preparado. Porque si arriesgas…ganas. O no. Debes aprender a perder.

Y, de pronto, caes en la cuenta que sólo con los años eres capaz de ver que no todo es blanco o negro. Que existe una realidad vestida de una escala de grises infinita. Que nadie es buenobueno o malomalo. Que los hay a ratos buenos, y a ratos malos.

Y, de pronto, descubres que ahí está el secreto de la vida. Que la falsedad y la hipocresía existen. Y el sufrimiento también. Cómo también existe el poder de una mirada o la fuerza de una caricia. Y es ahí cuando te conviertes en malabarista de intereses, emociones, amores y desamores. Buscando un equilibrio que no existe. ¿O si?

Y, de pronto, por fin te das cuenta que no eres el centro el mundo. Que no sabes nada de la vida. Que hay mucha gente. Y pocas personas.

Y, de pronto, sabrás quién te engañó, quién te seguirá engañando y quién no lo hará jamás. Que la realidad te demuestra a quién le importas y a quien no. ¡Una auténtica liberación!

Y, de pronto, valoras a la soledad, TU SOLEDAD, como compañera de viaje.

Y, de pronto, todo este desorden mental sale cuando hay días de especial significado…y miras atrás.

 Coco

 

Fuente de la fotografía: Pinterest

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