¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!

«¡Oh, capitán!, ¡mi capitán!, nuestro terrible viaje ha terminado,
el barco ha sobrevivido a todos los escollos,
hemos ganado el premio que anhelábamos…»

Y ganar «hemos» ganado la eurocopa de baloncesto. Y digo «hemos» entre comillas porque aunque han sido ELLOS los más grandes, la victoria la sentimos nuestra. Creemos que nuestros momentos frente a la televisión, nuestros sufrimientos cuando perdían un rebote o cuando marcaba el equipo contrario, eran la pieza clave para el resultado de cada jugada, los sentíamos nuestros igual que sentimos nuestro su éxito.

Somos nosotros los que apoyamos al equipo, pero son ELLOS los que han conseguido cada punto, los que han pasado cada partido sufriendo, esforzándose y ganando un punto tras otro hasta conseguir ser los mejores de Europa.

Son muchos los aprendizajes que nos dejan, y geniales momentos grabados en nuestras retinas de un campeonato que no olvidaremos en mucho tiempo.

No puedo negar que admiro al «Excelentísimo Señor Gasol», pero también a cada uno de sus compañeros de equipo. A él lo llaman » el extraterrestre» porque sus gestas no son de este planeta pero lo que más admiro de él es su sentimiento de pertenencia al equipo.

Reyes, el capitán, ha alabado el trabajo de su compañero, pero ha hecho especial hincapié en que son un equipo, y es labor de todos llegar a donde lo han hecho.

Es el equipo el que gana o pierde. Es el equipo el responsable de cada jugada, cada acción y cada movimiento. Es el equipo el que siente nuestro apoyo.

El equipo está formado por 12 almas distintas, doce personas que sienten y padecen, que se lesionan y se esfuerzan y que dejan a un lado sus intereses por conseguir los del equipo. Son ellos los que marcan a un contrario para que su compañero pueda lanzar a canasta,  los que están pendientes del rebote para pasarlo a un compañero que ya está llegando a su área, son ellos los que aguantan el dolor físico por sentir después la gloria en sus propias carnes.

Nosotros apenas somos capaces de mirar un poco más allá de nuestro ombligo y si de verdad admiramos a nuestros deportistas, deberíamos empezar por imitar sus comportamientos.

Ya está bien de pisar a los que nos rodean, del «quítate tú para ponerme yo». Piensa en el objetivo común, colabora, pon de tu parte para que todos ganemos. Haz que tus acciones se conviertan en grandes gestas de equipo y verás como también así sientes que ganas tu.

Yo ya estoy pensando en las Olimpiadas. ¿Jugamos?

Reyes

Fuente de la imagen: Facebook. Pau Gasol y Felipe Reyes en el partido Francia- España del 17 de septiembre 2015

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