Las reglas del juego

Fran Martínez Llorca es maestro en educación primaria, director y presentador de un programa en la televisión provincial de Alicante ( Infogueres en Información TV), apasionado de la formación, las artes escénicas y cualquier otra forma de manifestación artística y cultural. Tiene un sentido crítico envidiable y una facilidad verbal que nos deja a todos mudos. Es un bacalao inconformista, y hoy es él quien da juego. Si quieres saber cómo jugar, continúa leyendo. Reyes

Las reglas del juego

No te preocupes por las reglas del juego, preocúpate por los jugadores

La vida es sueño, la vida es bella, la vida es una guerra,… dijeron Calderón, Benigni, Wilder, entre muchos que se preocuparon por definirla. La vida es un carnaval decían otros. Hay quien la vio en rosa, y hasta quien quiso contar cómo sería su propia vida sin ella. Los pesimistas dicen que es una mierda; los eufóricos, que puede ser maravillosa, y nuestro folclore más arraigado afirma que es una tómbola. Los presurosos dicen que dura dos días, los detallistas que está hecha de momentos, y los más optimistas concluyen cualquier desgracia afirmando contundentemente que sigue. Hablar de la vida ya no resulta original, pero todos nos empeñamos en tener nuestra percepción sobre ella, y sacarla a relucir cuando las ideas o frases hechas escasean.

Yo la vida la veo como un tablero de juego de mesa, un tablero inmenso, con una partida eterna y con muchos jugadores en torno a él, en ocasiones hasta demasiados. La partida es eterna, sí, pero tu papel es limitado y variable; y, como en todos los juegos, no te lo pondrán fácil para ganar porque todos, aunque algunos lo disimulen bien, queremos ganar.

El juego siempre cambia según quien tire los dados. Algunos prefieren una partida de Monopoly en la que el juego consista en amasar riqueza y quitársela al que pase cerca de ti. Otros optan por vivir en un Trivial constante, donde su mayor afición es demostrar todo lo que saben, cuánta es su sabiduría y cuántas las fuentes que manejan para no perderse detalle. Todo un delirio de poder efímero por acaparar quesitos de colores que no valen para nada, más allá de su tablero. También existen aficionados al Hundir la flota, que disfrutan averiguando los puntos débiles del resto de naves para torpedear la línea de flotación hasta dejarte tocado. Otros te engatusan con palabras, palabras de las que te darían la victoria en un Scrabble, que consiguen el giro más inesperado, la promoción más dinamitadora, el perdón más impredecible o el acuerdo más irrevocable. Los hay del Tragabolas, en un intercambio continuo de bolas lanzadas y bolas tragadas; y los hay del Cluedo, enredados en una interminable búsqueda de culpables con los que aliviar sus cargas. Los más ambiciosos se lanzan a la conquista, de territorios y de personas. Una estrategia Risk para conseguir cautivar a cuantos más mejor y unirlos a tu ejército, por tener más y más grupos de apoyo, por demostrar al del otro lado de la frontera que tú puedes tirar más dados, que eres el que manda en tu delimitado color.

Los hay mucho más clásicos, que prefieren partidas más tradicionales. Muchos con el Parchís se mueven como pez en el agua, comiendo una y contando veinte, levantando puentes ante los que no les interesa que se muevan y buscando siempre un seguro donde nadie pueda devolverles la jugada. Cerca de estos, están los sobrados, los que van de oca en oca y tiran porque les toca, los que prueban de aquí y de allí y se quedan donde mejor calienta en ese momento, bien agarrados para que nos les lleve la corriente. Algo más sibaritas son los que se mueven en el tablero blanco y negro, en color marfil o en ébano. Un valiente que se enfunda una corona, y despliega sus huestes para que lo defiendan, escondiéndose detrás de la corona que tiene al lado, que tiene siempre más destreza que él. En su particular Ajedrez desfilan entre torres y consejeros, miran desde lo alto de un supuesto caballo y se rodean de peones palmeros. Lideran su ejército, creyendo ser quien les hacen creer que son. Enfrente siempre hay otro en la misma situación pero, antes de enfrentarse cara a cara, es preferible que caigan todos los demás y luego ya veremos si firmamos tablas.

Suena épico, pero no son héroes, ni siquiera famosos. Están a tu lado, ahora mismo, y pasando por tu calle, y en tu grupo habitual. Tú también eres uno de ellos, porque todos somos jugadores, todos participamos de la partida. Todos van a mover su ficha, y no va a importar donde esté la tuya. Puedes elegir el color, puedes encomendarte a la suerte, puedes agitar más o menos los dados, incluso podrás elegir en qué juego participar.

La vida sobre un tablero, entre el azar y la destreza. Aprende a leerlo. Lo importante no es que conozcas las reglas del juego, sino que reconozcas a sus jugadores.

¿Quién sale?

Fran

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2 COMENTARIOS

  1. Reyes, a través de Fran me has vuelto a emocionar una vez más.Quiero compartir con los bacalaos mi juego preferido, que no tiene mucho glamour, ni es divertido en exceso, y pueden jugar varios jugadores, pero lo mejor te sale cuando lo haces solo, es un juego de esos de moldear arcilla.Donde nos hacemos artesanos de la vida para moldearla a nuestro modo y conseguir todos nuestros anhelos.Gracias. Aunque jugar al Trivial tambien mola y siempre gano o eso decimos todos…

    • Gracias por tu comentario Maisa, me alegra que te haya gustado el post.
      El juego de modelar no está nada mal, practicamos la creatividad y es un juego en el que se gana siempre. En cuanto al Trivial… creo que voy a tener que retomarlo, que hace mil años que no juego!
      Un saludo.

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