«GUAYOMINI. CATRE PUAS»

Edurne tampoco ganó. A pesar de la gran puesta en escena. A pesar del vozarrón que gasta. Y a pesar de llevar el traje más caro de la historia de Eurovisión. Cuentan que SÓLO ha costado 15.000 € que han salido del bolsillo del propio modisto y así evitar despellejes y lenguas viperinas.

Y es que el festival de Eurovisión, seamos fans o no, da mucho juego para hablar de amiguismos, estilismos y  pasteleos varios.

Aún recuerdo cuando con mi familia, libreta y boli en mano, me ponía frente al televisor para ver la gala de Eurovisión.  Eran otros tiempos. España, y parte de Europa, se paralizaban delante de la pantalla a la espera de oír el tradicional: “Yunaited Kindom:Four poins. Guayomini: Catre Puas” y hacer nuestras quinielas para acertar quién ganaba en cada edición. Y cómo, el día después, no se hablaba de otra cosa. Abría los telediarios y era portada de todos los periódicos. Durante semanas sólo se hablaba del festival.

Pero los años pasan y el festival, no sé por qué ni cómo, dejó de tener interés para la gran mayoría de los españoles. Y para mí, también. Aún sigue teniendo incondicionales a lo largo y ancho de este planeta pero ese regustillo kitsch que gasta no se lo quita nadie. Atrás quedó el nivelazo de los participantes para dar paso al delirio y, en más de una ocasión, al esperpento.

Porque, a pesar de ser el concurso donde se elige la mejor canción europea del año, interesa más la presencia de una señora con barba, un puñados de frikis saltando sobre el escenario o el modelazo más extravagante.

Entiendo que representar a un país en una historia así tiene que ser muy gordo. Y como mujer, y coqueta, entiendo aún más que no puedes ir de cualquier manera. ¡Hay que darlo todo! Perooooo no olvidemos que lo que van a valorar, aparte de los tradicionales amiguismos y demás politiqueos, no es el escote ombliguero ni cuanta altura alcanzan los brincos dados por los coristas de turno.

Será la edad. O serán los recuerdos de un pasado al estilo de “Cuéntame qué pasó”. Sea lo que sea no hay año que a mi memoria no vuelvan el “LALALA” de Massiel a golpe de melena, Salomé al ritmo de “¡VIVO CANTANDO!”Y, cómo no, ABBA y su “WATERLOO”. Canciones sin acrobacias (aunque los flecos de Salomé tuvieran vida propia) que todavía se escuchan, y se bailan, a pesar de haber pasado… ¡40 años! Y será también la edad, o vete a saber qué, pero no consigo recordar cómo sonaba la canción de Dana Internacional, aquella más que famosísima drag queen israelí o la de los rockeros Katrina and the Waves representando a Guayomini en 1997.

Será la edad.

Coco.

Fuente de la fotografía: Pinterest

 

 

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