¿Estamos?

Fue las semana pasada cuando, ante una ronda de sushi y rodeada de un grupo de amigos, surgió la polémica. Raúl, con tono resentido, soltó de repente: “Eso de ”qué mala es la soledad” es una auténtica tontería. La mayoría de las veces toca “pasar el mono” y darte cuenta de ¡lo bien que se está solo! Os diré lo que quiero realmente. ¡QUIERO SER LIBRE!”.

¡Zasca!

Al oír este tipo de comentarios, una los asume como resultado de alguna historia vivida por quien lo dice. De hecho, he comprobado en mi circulo de amistades cómo a partir de determinada edad, los taitantos por ejemplo, su proyecto de vida va un tanto cargado de egoísmo. Se van volviendo más exigentes y hay una parte de sí mismos “cerrada al público”.Y normalmente todo esto es la consecuencia lógica de esa experiencia traumática.

Recordemos lo aprendido en las aulas…y fuera de ellas.

Las personas no somos únicamente organismos biológicos. También somos seres gregarios. Nos gusta la manada pero ¿qué es eso que nos lleva a querer estar solos?

Mirad a vuestro alrededor. La gente está más sola que nunca. Y para algunos, como para Raúl, es muy liberador. Le hace sentir más vivo. O eso dice. Y es que hay gente que ha nacido para estar sola. Que no pueden soportar las ataduras por muy bonita que sea la jaula.

Hay muchas fobias y miedos a atarse. Igual que los hay a la soledad. La soledad se ve como si fuera algo terrible. Sin embargo para Raúl es un auténtico acto de valentía. Además tiene la convicción de que si te dices a ti mismo que la soledad no es mala, a base de pensar en ello día sí y día también hasta convencerte…¡te liberas! Para él se trata de una autentica relación de pareja entre su ego y él. ¿No está mal, verdad? ¡Vaya reto! Porque lo cierto de todo esto es que muchas personas tienen miedo de su propia compañía.

Creo, querido Raúl, que debería dejarte alguna cosa escrita: eso de ir por la vida aparentando que somos libres es, con todos mis respetos, un gesto hipócrita más de la raza humana. Seamos sinceros. Tú, por mucha libertad que digas tener, a lo largo de tu existencia has tomado, tomas y tomarás decisiones que aunque sean políticamente correctas, no son elegidas libremente por ti. El gran enemigo de tu libertad es el miedo. El miedo a tener que dar explicaciones. El miedo a no poder decidir lo que te dé la gana…En definitiva: el miedo a perder es tu caballo de batalla.

Y es que muchas veces creemos que el “yo hago lo que quiero” es la verdadera libertad. Y no.

El arte de estar sólo es, sencillamente, el arte de no amargarte la vida.

¿Estamos?

 

Coco

Fuente de la fotografía: Pinterest.

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