21 días y un…Nesquik

Ella, guapa, 176 centímetros de guapa. Él, un tipo muy interesante. Ella, de piel aceituna. Él, ojos color miel. Ella, intensa. Él, un hombre sereno. Ella, muy roja. Él, de la gaviota. Ella, feliz los viernes con sus chicas. Él, un fiera entre fogones. Ella, culé hasta las trancas. Él, del Madrid de toda la vida. Ella, amante del Nesquik. Él hace el Nesquik como nadie.

Un joven caprichoso e irresponsable de figura alada, armado con arco y flechas, decidió que cruzaran sus miradas en la barra de un bar.

Le gustó la pareja. La sonrisa de ella. Los ojos de él. Y pensó: “voy a seguir jugando con el corazón de estos dos pobres mortales”.

De las miradas pasaron a las palabras. Y, de pronto, ¡un flirteo en toda regla! El mundo 2.0 también puso de parte. ¡Que sería de nosotros sin un Cupido entendido en redes sociales!

Él se rindió desde el momento en que la vio. Dicen que esto se llama flechazo.

 Ella tenía la sensación de haber encontrado de repente al hombre que, sin conocerla, sabría hacerle feliz. ¿El origen del amor?

Él se lo puso fácil. Llegar a casa y ese aroma al puchero de la abuela le pone a ella de muy buen humor. Y él muere por verla de buen humor. Colgada a su cuello, le inunda a besos por hacerla sentir enamorada y como en casa.

Ella le inspiraba cada día. Yo amo, tú amas. Nosotros…nos amamos. Repetía una y otra vez mientras picoteaba a hurtadillas del guiso que hervía a fuego lento en la cocina.

Pero pasó. Pasó que el joven Cupido se distrajo y bajó la guardia. Orgullo, ego, miedos, desconfianza…llamaron a la puerta. Y les dejaron pasar. La tragedia, al más puro estilo griego, cayó sobre ellos. Una tragedia de… 21 días. El tiempo que necesitaron para darse cuenta que no podían seguir separados. Amar no es imposible.

Esta historia que os cuento no es fruto de una mente calenturienta en plena ola de calor. La he visto con mis propios ojos. Sentada frente a ellos he podido comprobar cómo surge el amor por capricho. O por azar. Sin explicación alguna. Y como hablan de estar juntos para siempre. Y cómo su mirada brilla de forma diferente pero en la misma dirección: que nada les separe.

 Ella me pidió que contara a los cuatro vientos su historia de amor: “Receta de un buen Nesquik y la fuerza de 21 días”.

 Él, al oír sus palabras no dijo nada, solo la miró.

 

Y yo…hubiera pagado por saber qué sintió en ese momento.

 

Coco

Fuente de la fotografía: Pinterest.

 

 

 

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